lunes, 16 de marzo de 2009

Testimonio de un chaval que estuvo preso en "Los Rosales"

Reponemos este artículo puesto que debido a una incompatibilidad de la foto que tenía con Internet Explorer, much@s no habéis podido leerlo... ¡Disculpas!

A través de un grupo de educadores, nos han llegado estas líneas, escritas por un chavalque,en elmomento de escribirlas, estaba fugado del centro de menores "Los Rosales" de Madrid. Como veréis se trata de un texto escrito de una forma muy poco habitual para un menor privado de libertad. Según explicaban estos educadores su autor, J.J. es un chico con un nivel cultural excepcional, lo que le ha permitido poner con tanta claridad sus experiencias por escrito.

He estado ingresado en Los Rosales 1 durante un año y cuatro meses. Quiero advertir que el centro Los Rosales 1 no cumple ningún objetivo de integración y reinserción para el menor infractor, ya que se utilizan técnicas abusivas totalmente tanto con menores como educadores. El tiempo que estado no me he sentido reformado sino con más odio por estar ahí dentro, y sin tener que ver la privación de libertad, mirándolo desde un punto totalmente imparcial, me doy cuenta de que se dedican simplemente a que cumplas una medida y no como un centro para la reinserción de menores, ya que hay abusos por parte de vigilantes y algunos educadores hacia menores por ciertas conductas. Me refiero a abusos físicos, agresiones. La dirección del centro se obceca con algunos menores que quieren defender sus derechos legales, derechos que te intentan retrasar y no hacerlos activos. Un ejemplo muy sencillo es cuando uno se quiere quejar, quiere hablar con el juez. Solicita la comunicación por vía oral telefónica con el juez y cuando la dirección del centro por casualidad sabe por qué motivos quiere hablar, o incluso sin saberlos, actúa hablando con el menor y convenciéndole de que no diga nada, intentándole sacarle información, e incluso muchas veces posponiendo o quitando la comunicación con el juez de menores. También se dedican a comportarse de una manera radicalmente diferente cuando viene una inspección que cuando estás en el día a día en la convivencia. Se obcecan con los educadores que más relación educativa (no una relación de guardia, de sargento, sino una relación educativa que al menor le integre; un educador y un menor pueden tener una amistad educativa en cierto punto, y fuera del centro incluso, pero si cometes una falta te va a sancionar igual), con esa gente que te reinserta, te educa y te apoya, la dirección del centro Los Rosales pone toda su fuerza para acabar con ella. Lo ha ido haciendo poco a poco con argumentos inútiles y sin ninguna lógica, ¿por qué no lo hace con la gente que no son educadores, que son militares? Esa educación militar no se lleva, estamos hablando de chavales con problemas de familia, con problemas con la droga, con muchos problemas, que necesitan amor, una educación…

En cuanto a las instalaciones, estamos hablando de empresas privadas a las que la Comunidad de Madrid les da mucho dinero por cada menor. Son instalaciones por encima correctas, pero por encima. Hay goteras, malas instalaciones eléctricas, escatiman el material, la alimentación, con todo, es increíble para la cantidad de dinero que les da la Comunidad de Madrid.

Yo llegué al centro en febrero, ingresé asustado porque es un sitio nuevo y no sabes lo que te vas a encontrar. Al entrar te tratan como a un perro, sin saber si te portas bien o te portas mal, tienes dos vigilantes dándote rodillazos en la espalda por detrás mientras te sientan, te gritan, te dicen que las manos las pongas boca arriba… Un ingreso como si te hubieran cogido preso el bando contrario de una guerra. Luego te meten en una habitación, en un zulo, que te meten ahí encerrado durante tres días, porque siempre dicen dos días pero luego lo retrasan hasta tres o hasta cuatro días aunque te estés portando bien, o te dicen que es legal. El reglamento dice que cuando estás de acogida tienes que salir a hacer las comidas con el resto de tus compañeros, a hacer alguna actividad, y se dedican a no cumplirlo, a violar los derechos, y todo el mundo tan a gusto.

Y luego sales al grupo, te incorporas, y tienes a un montón de educadores. La mayoría se dedica no a educarte, a hacerte la vida imposible, a buscarte sanciones y a provocarte para que saltes. Vale que entre dentro de unos objetivos del centro ver hasta qué punto puede llegar un chaval, pero eso es un día, no todos los días.

Tuve un problema con un chaval, R., nos insultamos, él se lo dijo a un educador amigo suyo en la calle y dentro, y a la hora de la siesta vino a mi habitación con un vigilante, entrecerraron la puerta y empezaron a darme puñetazos y a decirme que no lo volviese a hacer, que como lo volviese a hacer me iban a entrar todas las siestas. Así una serie de negligencias por parte del centro.

Voy a poner el ejemplo de un educador muy curioso. Se llama G. le llaman Goyo. Es una persona mala, no guarda la higiene, no sé cómo una persona con esas características puede trabajar ahí, amenazando a los chavales, que si cuando salga…, comportándose como un verdadero delincuente, como si él fuese el delincuente y el que se necesita reinsertar.

Las instalaciones en apariencia, por fuera, parece que está todo bien, pero los detalles más necesarios para una convivencia día a día están fatal. Las duchas se estropean cada dos por tres, sólo hay agua caliente para los dos primeros que se duchan, y así en invierno, en verano y en todas las fechas. Y estamos hablando de menores que tienen sus derechos. Las habitaciones con goteras, la comida insuficiente, fallos eléctricos, juegos en mal estado, falta de equipación deportiva, de monitores deportivos… Una barbaridad. A la hora de correr, te sacan al patio personas inexpertas en la educación física a decirte que corras durante 50 minutos, una hora o más. Además, les da lo mismo que sea tu primer día, que fumes o algo. Y si no corres te sancionan. Es increíble el trato que tienen con los menores.

No entiendo la conciencia de esas personas, porque una persona, por muy mala que sea, debe tener unos principios aprendidos en la sociedad que son su conciencia moral, lo que le determina el bien y el mal, y esas personas, para tener el poder que tienen, no tienen esa conciencia, es increíble.

La estancia del día al día: uno cuando entra un centro tiene miedo por los compañeros pero es que ahí no, ahí los compañeros son los mejores, lo malo son los educadores. No los educadores en general, porque a un educador, si un alto cargo o la dirección le dice que tiene que hacer eso, pues por pagar su hipoteca, lo hará, dentro de sus principios. Quien tiene la verdadera culpa es la directora, J., y el subdirector, A. A esas dos personas no sé quien les dio el poder, pero el que se lo dio o trabajaba en la ONCE o estaba borracho. Luego viene una inspección, viene tal, y todo el mundo queda como el bueno, más modositos que salen cuando viene una inspección o cuando viene el juez. De todos los días gritándote, cuando viene el juez van, hablan contigo, te hablan de permisos para que ya no le digas cosas malas del centro al juez, y luego todo es mentira, prometen cosas que no cumplen. Violan la mayoría de derechos que están en el libro del menor, uno detrás de otro: escuchan las conversaciones telefónicas, abren las cartas, las leen, dices que quieres hablar con el juez o con tu representante y tardan en hablar con él, primero intentan que se te olvide, luego hablan contigo para que hables con la dirección, y es mentira, porque la dirección del centro es una cosa y el juez de menores es otra y la inspección es otra, y cada órgano tiene su responsabilidad y su misión, y la dirección se pasa por el forro todo lo que le dices.

La convivencia se hace dura y lenta, y no quiero llegar al punto de insultar a la gente. Como yo he pasado por eso y hay muchos chavales que no me gustaría que pasasen por eso, quiero que se solucione. Vale que siga Los Rosales 1, pero que renueven totalmente a toda la plantilla que está actualmente, y que inspeccionen eso de una manera en la que vean de verdad los errores y hablen con los chavales, y que vaya gente que no haga la vista gorda sino gente que vaya a pillarles. Yo no guardo rencores, yo quiero que cambien a esas personas y que las echen y que las den su merecido legalmente porque son malvadas y malas.