
Si ya resulta terrible que los chicos y chicas sufran violaciones de los derechos humanos en centros de supuesta "protección", más trágico resulta que salgan de allí para ir a centros de reforma por denuncias de quienes les "protegen".
Parece que algunos no se han planteado porqué las personas reaccionamos con agresividad en algunos ambientes y salimos adelante cuando se nos ofrece seguridad, estabilidad, afecto y libertad. Cuando estas condiciones no se dan, lo profesional es denunciar las condiciones que generan violencia, no a sus primeras víctimas.